Es notable el hecho de que la activación del gen en el intestino provoque que el proceso de envejecimiento vaya más despacio no solo allí sino en todo el cuerpo. El efecto claramente se extiende más allá del órgano o del sistema en el cual se active al gen que lo provoca.
Lo descubierto en este estudio podría tener importantes repercusiones en campos de investigación como el orientado a retrasar el envejecimiento, y también en diversos estudios sobre enfermedades en los humanos. Nosotros tenemos el gen AMPK, pero normalmente no está activado a un alto nivel.
Los resultados de la reciente investigación sugieren que la activación del gen AMPK en un órgano de acceso relativamente fácil, como el intestino, por ejemplo, podría acabar enlenteciendo el proceso de envejecimiento a través de todo el cuerpo humano, incluyendo el cerebro, un órgano al que es muy difícil acceder, ya que, entre otras cosas, posee la barrera hematoencefálica.
La barrera hematoencefálica es una de las barreras defensivas más fuertes del cuerpo humano. Se la puede describir como un laberinto químico que impide que toxinas y microorganismos presentes en el torrente sanguíneo alcancen el cerebro. Sin embargo, este robusto sistema de seguridad también impide o limita severamente la entrada de muchos medicamentos.
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