sábado, 8 de noviembre de 2014

LOS CIENTÍFICOS DAN ESPECTÁCULO


La Comunidad de Madrid concentra un tercio de los centros de investigación científica del país, entre universidades, organismos regionales y dependientes del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En ellos trabajan una cuarta parte de los profesionales de la ciencia española. Sin embargo, suelen hacerlo en silencio, encerrados en sus despachos y laboratorios, lejos de los ojos del ciudadano, que luego se beneficia constantemente de sus avances.
Cuando utilizamos una terapia médica avanzada, jugueteamos con nuestro teléfono móvil o tableta, e incluso cuando nos tomamos un vaso de vino, pocas veces pensamos en la ciencia y las personas que hay detrás de unos descubrimientos que vertebran nuestra vida cotidiana. Ya lo decía el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke en uno de sus axiomas: “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
Sin embargo, la ciencia no es magia, ni los científicos magos. Además, viven tiempos difíciles debido a los recortes en los presupuestos de investigación y a la llamada fuga de cerebros, que hace que algunas de nuestras mentes más prometedoras tengan que buscarse la vida y el reconocimiento en el extranjero.
Para acercar su actividad a los ciudadanos está la Semana de la Ciencia, que en realidad son dos semanas, del 3 al 16 de noviembre, coordinada por 14º año consecutivo por la Fundación para el conocimiento madri+d y promovida por la Comunidad de Madrid. 900 actividades gratuitas para todos los públicos que tendrán lugar en 600 entidades científicas de la región y con la colaboración desinteresada de 3.000 investigadores dispuestos a difundir las buenas noticias de la ciencia. En las últimas ediciones, reunieron a más de 220.000 visitantes.
“Se trata de acercar a los ciudadanos a lo que se va haciendo en los centros de investigación de la región”, explica Juan Ángel Botas Echevarría, subdirector general de Investigación de la Comunidad de Madrid. “Sobre todo queremos concienciar a los jóvenes, crear vocaciones científicas. Las carreras con un perfil científico técnico tienen menos clientes”, añade. Y, de paso, mostrarles a los ciudadanos en qué se invierte su dinero: “Porque es una inversión, no un gasto, que da resultados a medio o largo plazo”.
Ciencia, además, en el sentido más amplio: “No solo disciplinas como la física o la química —explica Rosa Mecha, coordinadora de las actividades de la Universidad Complutense—, sino también disciplinas como la arqueología, la historia o la filología, que esta universidad también considera ciencias. Las facultades se desviven en estas fechas por llegar al público”.

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