Se la conoce como la incendiaria de Fuentespina. Es muy raro que una mujer pegue fuego al monte, según reconocen los agentes forestales. Pero en lo más crudo del verano de 2009, una mujer de entonces 37 años provocó 25 incendios en pinares, pastizales y cultivos de esta localidad cercana a Aranda de Duero. "Comenzó quemando en cinco ocasiones su propia finca de pinar", cuenta Esaú Escolar, presidente de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla y León, quien participó en la investigación.
Su intención era vender aquel terreno a un comprador que quería construir allí y al que los pinos debían molestarle. Así que la mujer se empeñó con el fuego. Pero después de dio cuenta de que todo apuntaba hacia ella, así que provocó otros 20 incendios más "para desviar la investigación", recuerda Esaú. Los agentes forestales llevaron la investigación y llegaron hasta a realizar seguimientos de paisano con sus coches privados, e incluso en bicicleta, hasta que localizaron a la incendiaria -los pirómanos son aquellos que han sido diagnosticados, y no es su caso- arrimada a una cuneta con sus aperos de quemar el monte. Ninguno de sus trabajos llegó a arrasar grandes extensiones, pero los helicópteros de las brigadas de extinción tuvieron que intervenir tres veces y el riesgo de que se fuese de las manos siempre estuvo ahí. "Se tenía que enfrentar a un jurado popular, así que su abogado le recomendó que aceptase la condena pedida por la fiscalía", cuenta el agente. Le cayeron dos años de prisión -que no pisó por no tener delitos previos- y una multa de algo más de 2.000 euros en concepto de gastos de extinción. "Si se aprueba la modificación de la Ley de Montes, llegaremos ante un incendio forestal, pondremos una cinta y esperaremos a que vengan las fuerzas y cuerpos de seguridad", dice Esaú.
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