A los 16 días de la intervención quirúrgica a la que se sometió Erik,
comenzó el entrenamiento con los investigadores de Caltech y expertos
del Centro Nacional de Rehabilitación Rancho Los Amigos, para
controlar el cursor del ordenador y el brazo biónico con su mente. En el
transcurso de 21 meses de trabajo, los resultados fueron exactamente
los esperados. Bastaba con que Erik hiciera "lo que le pedíamos, que
simplemente pensara e imaginara el movimiento en su conjunto: Quiero coger ese vaso de agua, sin necesidad de descomponer la orden en varias acciones".
Lo más sorprendente, afirma Andersen, es que "después de tantos años
paralizado, el paciente fue capaz de controlar el brazo robótico en el
primer intento, lo que da fe de lo intuitivo del control cuando se
utiliza la actividad neuronal de la corteza parietal posterior". Para
Erik también fue emocionante: "Por primera vez en 13 años, he podido
beber mi primera cerveza por mí mismo". No sólo logró que el brazo
biónico le acercara aquel vaso con las directrices de su mente, también
pudo controlar el cursor del ordenador, hacer el gesto de apretón de
manos e incluso jugar a piedra, papel o tijera.
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