domingo, 10 de mayo de 2015

EN LOS CAMPOS DE LA MUERTE

Tutansasa sigue siendo una pura piltrafa. Un cúmulo de huesos y pellejo agrietado incapaz de incorporarse. Ni siquiera puede abrir las manos. Tiene los dedos agarrotados. Tampoco dispone de fuerza para levantar las piernas. El joven, de 28 años, respira con dificultad. "Lo trajeron hace más de dos semanas con una desnutrición muy grave. Tardará al menos seis meses en poder caminar", estima la doctora.
Una valoración optimista porque Mumramut, que descansa en la cama contigua, lleva casi un año postrado. La penuria que sufrió en los campos de Khao Kheow fue tal, que su organismo no ha conseguido recuperarse. Le cuesta hasta hablar. "No mejora", admite la especialista. La imagen de los dos pacientes -supervivientes ambos de estos centros de reclusión- sintetiza todo el tétrico simbolismo de Khao Kheow.

En África, la trata esclavista se asocia a nombres que todavía hoy evocan tragedia. Lugares como Goree, en Senegal, o el Castillo de Cabo Costa, en Ghana. El mismo que visitó Barack Obama en el 2009 para rendir homenaje a las víctimas de esa trata inhumana. "A veces toleramos la maldad", dijo el presidente de EEUU.
Eso es precisamente lo que ocurrió durante años con Khao Kheow, la cordillera que separa la provincia tailandesa de Songkhla de Malasia.

Ahora, la estremecedora realidad comienza a aflorar. Casi una veintena de residentes, víctimas, militares y funcionarios de Tailandia han reconocido a este periódico la existencia de un auténtico "mercado de seres humanos" en esta región selvática, cerca de la localidad de Pedang Besar.
Aquí, la mafia local disponía hasta hace pocas semanas de decenas de centros de reclusión -los "campos de la muerte", los bautizó la prensa local- donde mantenían como rehenes a Rohingyas y bangladesíes hasta que sus familias pagaban un 'rescate' para liberarlos. Un número indeterminado murió a causa de las privaciones o asesinados por los traficantes.

Tras años de permisividad, Bangkok lanzó una ofensiva contra este negocio ilegal el pasado día 1, desarticulando muchos de estos emplazamientos, pero provocando como efecto colateral que miles de víctimas de la trata quedaran atrapadas en alta mar.


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